RESEÑA: EL CAMINO DE LOS HOMBRES (2012), DE JACK DONOVAN

 

Se dice que una tesis “envejece mal” cuando cuenta algo que no es aplicable años después. Así, por ejemplo, si alguien hubiese hablado de cómo el predominio mundial de Occidente se instaló hace 20 años, hoy tendría que esconderse, al ver las principales ciudades occidentales ardiendo en llamas y a las personas de esos países que no valoran en absoluto su herencia cultural.

Pero en otros casos las palabras parecieran predecir el futuro de los acontecimientos. Tal es el caso del libro de Jack Donovan, quien escribió su libro “El Camino de los Hombres” el 2012 y cuyas aseveraciones culturales son perfectamente aplicables 11 años después. Tomemos un ejemplo:

“En el futuro que globalistas y feministas han imaginado, para la mayoría de nosotros solo habrá más trabajo de oficinista y masturbación. Solo habrá más disculpas, más sumisión, más pedir permiso para ser hombre (…) Solo puede haber más asesoramiento y entrenamiento de la sensibilidad.” (El Camino de los hombres, p. 101).

El precio de la civilización

En estos tiempos de deconstrucción es difícil saber qué implica ser hombre. El culto progresista nos indica que la masculinidad “siempre ha ido cambiando”, sin entregar muchas luces al respecto. Sin embargo, según Donovan, existen rasgos distintivos que han sido catalogados como virtudes masculinas a lo largo de la historia, atravesando contextos culturales. Un ejemplo de lo anterior es la fuerza, algo que destaca en los hombres por sobre las mujeres, y que los ha hecho acreedores de mayores responsabilidades en cuanto a labores físicas se refiere. Lo anterior, también va de la mano con el coraje, puesto que en situaciones de vida o muerte, se espera que sean los hombres los que se sacrifiquen, algo que se mantiene hasta el día de hoy, por ejemplo, en países en guerra. Siempre los hombres han creado sus tribus, cuidado de sus mujeres, y procurado defenderla de los invasores. El crear un «nosotros v/s ellos», ha sido la base de la civilización, ha logrado los avances que hoy tenemos.

Pero ha tenido un precio. Lo cierto es que de tanto luchar contra los peligros, los hemos ido eliminando casi todos. Muchas situaciones que antes nos aquejaban ya no existen, por ende la necesidad de esa masculinidad otrora grandiosa tampoco es tan necesaria, salvo para unos pocos oficios realmente estimulantes como ser miembro de la policía o militar en emergencias. Otros oficios estimulantes deambulan en el margen de la ley, como ser narcotraficante. Hoy en su lugar la civilización nos ofrece simulaciones de grandeza desde la comodidad, con videojuegos, discusiones bizantinas en internet, ver películas de acción o series.

Nuestro rol actual

Es importante notar que el ser hombre no implica vivir en la bestialidad y las peleas. Donovan dice: “Los hombres también son personas. No es mi intención caracterizarlos como monstruos sin corazón que solo se preocupan de la sangre y la gloria. Los hombres aman; a veces de forma más apasionada e incondicional que las mujeres. Los hombres pueden ser tiernos y cariñosos; cualquier hombre que discuta eso, odia a su padre” (op. cit., p. 108).

Por otra parte, el concepto del «nosotros v/s ellos» desarrollado por Donovan conflictúa con los planes de una gobernanza mundial. Es posible plantear la tesis de que la comodidad engendra sociedades más matriarcales, inconscientes sobre los peligros. Siguiendo esta lógica, es inevitable pensar en el tema inmigratorio, donde las ciudades más fronterizas suelen votar por candidatos pertenecientes a la Derecha política, mientras que las grandes urbes suelen ser más progresistas.

Por otra parte, ¿podría estar relacionada la alta tasa de suicidio en varones con la ausencia de un propósito trascendente, como el que tenían los hombres en el pasado? El futuro excesivamente cómodo no es para todos, y tal vez lo anterior va de la mano con las revoluciones sociales que han experimentado los países occidentales, como Chile.

En ese sentido creo que el Estallido Social chileno no habría sido posible sin el aporte del feminismo en tornar discursivamente inservibles los aportes masculinos a la sociedad. Los feministas nos insisten que los hombres sufren porque “la sociedad patriarcal no les permite expresar emociones”, pero nunca una batalla se ha librado por eso. En su lugar las batallas han sido por sobrevivir, por honor y por grandeza.

Introspecciones

Tras leer este libro me pasaron varias cosas, primero resultaba inevitable recordar la película El Club de la Pelea (1999), con un mensaje más o menos parecido. El alcance no es solo implícito sino explícito, pues se cita a Tyler Durden directamente en un pasaje. Esta no es la única referencia a películas que me gustan, pues también se cita a Clint Eastwood de Gran Torino (2008), como ejemplo de valores que hoy ya no existen.

En segundo lugar, es cierto que yo mismo he buscado suplir esa necesidad de emociones más fuertes, a través de películas o deportes. También un ejemplo de esa búsqueda de grandeza está en ganar discusiones en línea, cosa que he hecho con frecuencia en el pasado. Cabe preguntarse, ¿es este el fin de la necesidad civilizacional por la masculinidad? ¿Habrá que conformarse con simulaciones baratas?

Pienso que el futuro no está dicho, y si el día de mañana ocurriesen cataclismos o eventos donde se requiera de la valentía de nuestros antepasados en pos de la supervivencia de la especie, nos volverán a necesitar. Mientras tanto, no veo con tan malos ojos estar preparados, no ceder tan fácil a la cultura andrógina occidental.

Nota al final.

Una persona me mencionó que Donovan era “satanista” antes de leerlo, pero esto es una falacia, observemos otro pasaje del libro: “No he sido creyente en toda mi vida, pero me pondría de rodillas y rezaría a cualquier dios justo que echara abajo esta Torre de Babel y esparciera a los hombres por la Tierra en un millón de bandas, tribus y culturas viriles y competitivas” (op. cit., p. 111).

Artículo originalmente publicado en: https://nicolaspalmacatalan.substack.com/p/resena-de-libro-el-camino-de-los

 
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