MARXISMO PARA TODOS: PASADO Y PRESENTE

 

El marxismo sigue en desarrollo con nuevos aliados y apoyos. Avanza a toda marcha en la transformación de consciencias y de realidades desde el discurso y su reposicionamiento en la cultura. Aprendió la lección del siglo XX, hoy se rodea de nuevos conceptos y de seguidores, las derrotas lo obligaron a mimetizarse pero la hoja de ruta se mantiene intacta.

1.       Marx. Ayer y hoy: profecías, odio y agitación.

La izquierda sostiene el siguiente diagnóstico: las desigualdades son sociales, producto de estructuras de opresión y del eterno antagonismo entre el pueblo y el capital. En ese afán por intervenir y modificar las estructuras fuimos testigos o al menos hemos leído sobre los horrores de los socialismos reales durante el siglo XX. No sólo no resolvieron las desigualdades, por el contrario, las profundizaron y generaron otras a fuego y sangre.

En Chile, el Partido Comunista (PC) mantiene ese antagonismo en su horizonte, ubica en un altar ideológico al marxismo que motiva su lucha y la consigna del: “venceremos”. Otros, señalan: “seguimos”. Ese diagnóstico de la izquierda y del PC local nace de un ideólogo y sus divulgaciones, las cuales dan forma al marxismo. Veamos algunas de sus raíces, ya que se sustentan en postulados incorrectos. Algunos ejemplos:

a)       Marx, según Julio Retamal se equivocó al llegar “a la conclusión de que el hombre tiene un destino marcado que lo rebasa, lo sobrepasa y depende de una causalidad económica ciega frente a la cual es impotente”.

b)      Para Richard Pipes, la teoría del comunismo primitivo no tiene asidero. Quedando demostrado que en las sociedades primitivas la propiedad de la tierra no era colectiva.

c)       “Sabemos ahora que no es en absoluto verdadero el casi universal convencimiento de que los obreros de fábrica de principios del siglo XIX fueran más pobres y sufrieran un trato más duro que cuando eran campesinos sin tierra en el campo de la era preindustrial”, según confirma y documenta Drucker.

d)      La “ley de hierro” de los salarios bajos resultó errónea. Los salarios reales en vez de bajar subieron. Según Ferguson: “Los capitalistas supieron ver lo que a Marx se le había pasado por alto: que los trabajadores eran también consumidores”.

e)      Según Escohotado, Marx cometió un error al afirmar que el valor comercial de una mercadería lo determina directamente el número de horas de trabajo empleadas en elaborarlo.

 

1.1 Antagonismo y odio: la lucha de clases.

En relación al antagonismo y odio, el fundador del marxismo es claro en señalar que la lucha de clases es “el motor de la historia y el curso central de su dinamismo”. La activación del resentimiento y del odio y de la violencia es, por lo tanto, según Ibáñez Langlois “una dimensión necesaria de la misma lucha, para la cual están permitidos todos los medios con tal de que sean realmente eficaces”. El Homo proletarius tiene una misión universal y atemporal de arrebatar el poder a la burguesía y abolir la propiedad privada, no hay margen para desistir ni renunciar al mandato marxista. El repliegue es la pausa para volver a la carga. El motor de la lucha de clases es el incombustible odio y el enemigo de turno.

Marx anuncia un evangelio ateo que racionaliza su odio y transforma instintos de resentimiento y venganza en misión histórica. La revolución comunista y proletaria desatará un proceso de destrucción del orden liberal-burgués, posibilitando la creación de un mundo distinto, un paraíso sin escasez, propiedad privada ni tampoco clases. Un apocalipsis revolucionario acabará con el sistema capitalista y sentará las bases de la sociedad comunista. Un paraíso para unos pocos y una prisión para una mayoría (acaso eso no es Cuba hoy en pleno 2024).

La revolución comunista posibilitará la instauración de la dictadura del proletariado, exterminando a los reaccionarios, según Mauricio Rojas: “crear a aquellos hombres que son el puro bien encarnado”. Resulta indudable que “la idea del borrón y cuenta nueva, la idea fundamental de Marx, la idea apocalíptica y mesiánica”, es la misma idea “que estuvo detrás de los delirios criminales de Lenin, Stalin, Pol Pot y Mao”, según el testimonio del converso y denunciante Roberto Ampuero. Un literato que sigue denunciando y alertando los peligros históricos y reales del comunismo.

1.2 Apologistas del marxismo.

Lo paradójico es que las ideas marxistas se esparcieron por Occidente y el mundo libre entre intelectuales, políticos y elites que no dudaron en hacer defensa de sus postulados y de las consecuencias del proceso y la inevitable lucha armada. Queda la sensación que se encuentran con amnesia histórica y humana frente a los asesinatos masivos cada vez más documentados tras la caída del muro de Berlín y del Imperio Soviético. La batalla contra la hábil propaganda de izquierda recién comienza. A la par el marxismo se mimetiza y utiliza otras batallas en las cuales influir. Los postulados marxistas ya no ocupan sólo las fábricas, campos y organizaciones sociales, hoy el llamado es a copar todos los espacios mediante grupos de interés y de presión, desde la calle al parlamento.

Hoy es imposible eludir el tema de los genocidios ejecutados por los herederos de Marx y la tragedia del comunismo en Europa y en el resto del mundo. No es menor que el Papa y santo Juan Pablo II lo calificara de: “una ideología del mal”. No debemos bajar la guardia ante el renacer y avance del marxismo, tácticamente han abandonado las fábricas para instalarse en los centros universitarios, en la cultura y en diversas reparticiones del Estado siguiendo la estrategia del caballo de Troya, sumando adeptos, agitadores y luchadores sociales (plaza de la dignidad), junto con aprovechar que varios bajaron la guardia tras la caída del muro y el desplome soviético, sin considerar  el repliegue táctico del mundo marxista ante la pasividad del adversario de ayer y de hoy. 

2.       El siglo XX: la hoz y el martillo.

Hoy leemos que proclaman una nueva izquierda en Chile en tono progresista y benefactor. A ese llamado de una supuesta renovación se ha sumado mayormente el Frente Amplio (FA). Sus ideólogos como buenos jardineros han podado lo necesario y conveniente, tras la poda dejan en el olvido la crueldad y los horrores del siglo XX en manos de la hoz y el martillo. Hoy nos dicen: “seguimos” con un hálito del añejo: “venceremos”.

Aquí volveremos al pasado, a las hojas tras la poda y a las raíces que conectan el presente con ese puente ensangrentado y a ratos olvidados convenientemente, ya que si te desentiendes del marxismo y lo desconoces puedes ser engañado por los falsos profetas de los Derechos Humanos (DDHH). Las víctimas y sobrevivientes de la revolución y del paraíso socialista merecen un lugar destacado en el olimpo de la sociedad libre.

Los hijos de Marx no dudaron en aplicar la violencia mundialmente en contra de los enemigos del pueblo y de los traidores de turno. Ejercieron la violencia deliberadamente en contra de la población civil y desarmada mediante: purgas, terrorismo, escuadrones de la muerte, hambrunas intencionadas a modo de castigo y control, campos de concentración y un sinnúmero de deportaciones. La crueldad se volvió sofisticada a quien osara pensar distinto al paraíso socialista.

El historiador y denunciante ruso Solzhenitsyn, (galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1970), redactó una carta abierta a los líderes de su país en 1973. En dicha misiva, afirmó que la cifra de víctimas en el Imperio Soviético durante la era comunista, producto exclusivamente de la exterminación interna, tanto política como económica, de las "clases", alcanzó la alarmante cifra de 66 millones de personas. Los intelectuales y verdugos de la muerte roja fueron imitados en el resto del mundo, a modo de ejemplos, cabe recordar los siguientes:

a)       Mao en China: más allá de las cifras (70 millones de muertos según Jung Chang y Jon Halliday) aplicó el terror rojo mediante hambrunas, ejecuciones, persecuciones y asesinatos.

b)      Pol Pot en Camboya: siguiendo el manual de persecuciones, ejecuciones, desplazamientos, hambrunas y torturas eliminó (según Eric Hobsbawm) a casi el 20% de la población de entonces.

c)       En Corea del Norte: utilizando el hambre y el asesinato eliminaron al menos a 3 millones de habitantes. En Vietnam: mediante ejecuciones, campos de concentración y vestigios de esclavitud en tareas de “trabajo”, murieron al menos 1 millón de vietnamitas (Stephane Courtois et al).

d)      En Afganistán: siguiendo las pautas de castigo a las disidencias, mediante el terror político, armas químicas, campos de concentración y una policía secreta, dejando por resultado al menos un millón y medio de muertos (Courtois et al). 

e)      La Europa Comunista y ensombrecida por el terror también conoció la persecución, el encarcelamiento, las torturas y el horror político, incluso con la construcción del Muro de los lamentos o de la vergüenza al dividir la derrotada Alemania. En la ex Yugoslavia al menos murieron un millón de “opositores” (Rudolph Rummel). Incluso en la Polonia de Juan Pablo II sufrieron el castigo comunista en víctimas y persecuciones. Sabido es que la iglesia Católica de ese entonces debió funcionar clandestinamente, incluso en subterráneos ante el peligro del verdugo ateo y sectario. Afortunados los que pudimos presenciar la colosal figura de un sobreviviente polaco del comunismo en Chile: el Papa Juan Pablo II el año 1987 recorriendo de norte a sur estas lejanas tierras en el fin del mundo.

f)        En Latinoamérica, las garras del comunismo azolaron en distintas partes. La dupla del terror: Castro-Guevara se uniformaron para matar. Según Nicolás Márquez la isla revolucionaria perdió al menos 120.000 cubanos en manos de la tortura, la persecución, los campos de concentración (entre ellos homosexuales) y el exilio forzado. En Nicaragua, la revolución y el espejismo cubano cobraron al menos 45 mil muertos (Courtois et al). En Colombia, las guerrillas marxistas causaron una guerra civil que dejó un saldo de más de 200 mil fallecidos (Centro Nacional de Memoria Histórica).

g)       En África, también existieron experiencias de exterminio asociados a la causa de la hoz y el martillo, pasando por Etiopía, Angola y Mozambique. Se aplicaron los mismos patrones: persecución, hambrunas, prisión política y torturas (incluso hay quienes sospechan sin las pruebas suficientes que existió canibalismo).

A modo de balance del infierno rojo, más allá de las cifras, de las cantidades de vidas humanas sacrificadas y de un necesario “nunca más”, debemos recordar y denunciar el genocidio en manos de esta ideología deshumanizante, contraria al bien individual y a la civilización humana. Resulta imposible olvidar el terror, las purgas, las persecuciones, las hambrunas y deportaciones, los trabajos forzados con una muerte segura, las humillaciones y vejaciones de todo tipo. De acuerdo con El libro negro del comunismo, el costo en vidas se aproxima a los 100 millones de muertes (Courtois et al). Cuantificar el dolor, los traumas y todo tipo de secuelas rozan lo infinito.

El siglo XX, el de los grandes avances científicos, intelectuales, sociales y democráticos convivió con esta gran sombra y estela de sangre de quienes prometieron un hombre y un mundo nuevo, un paraíso sombrío.  Hay cientos de víctimas anónimas que no pueden quedar en el olvido ni en la poda de quienes hoy hablan de una nueva izquierda. Como ha señalado acertadamente Gisela Silva, estas víctimas fueron “despojados de todos sus bienes, torturados, ajusticiados, deportados y encarcelados, es evidente que hay una inmensa mayoría de personas humildes, muchas de las cuales tal vez habían puesto sus esperanzas en el comunismo, para alcanzar una vida mejor”.

El siglo XX presenció y sufrió un humanicidio en manos de la hoz y el martillo. La izquierda local no puede despojarse de sus raíces sin al menos sonrojarse y prometer: “un nunca más” que los incluya a ellos mismos. La sociedad libre ha sufrido y se defiende siempre en todas partes y en todo momento, descuidarse puede ser fatal espiritual, intelectual y humanamente. Los marxistas no están en condiciones de apuntar a nadie calificando de genocidas porque su pasado los condena en cifras y crueldades por el mundo.

 3.       Ideologías del mal: “fachos y no tan fachos”.

En las últimas décadas el apelativo “facho” se ha popularizado en los patios y asambleas de las distintas universidades, una forma de insulto, castigo y censura al adversario. De las universidades pasó a las calles y hoy a las redes sociales. “Facho” es aquel que es distinto al frenteamplismo, progresismo, socialismo, comunismo y al sinfín de identidades. Incluso es un peligro para la democracia según los profetas del pueblo y de la verdad.  Malamente unos pocos también se reconocen como fachos sin conocer el trasfondo, peso histórico y la torpeza en dicha alusión.

En épocas electorales tampoco dudan en asociar a ciertos candidatos y electores con el nazismo y/o fascista, una práctica que denota falta de rigor conceptual y de conocimientos básicos sobre el siglo XX. Hoy la ignorancia no sólo es atrevida cobra sentido como un argumento. “Facho” es un reduccionismo del concepto político-histórico del fascismo y de los fascistas, quienes lo ocupan tergiversan deliberadamente los hechos y el conocimiento histórico. No es este el lugar para profundizar sobre el fascismo del siglo XX ni sus variantes (por ejemplo, el nacionalsocialismo). Lo  importante aquí es señalar y demostrar que quienes acusan y denostan a otros de “fachos” y “nazis” están silenciosamente emparentados. Veamos:

1.       Origen histórico: comunismo y nazismo surgieron como movimientos radicales de izquierda que se oponían a la sociedad burguesa, a la que consideraban corrupta y explotadora. Ambos propugnaban la destrucción de los pilares de esa sociedad: el individualismo, el orden liberal-democrático y el capitalismo.

2.       Estado y más Estado: ambos confluyeron en la necesidad de controlar todo, absolutamente todo desde el Estado. Según Hayek, un colectivismo forzado en el cual el individuo queda subyugado en cuerpo y alma. Un Estado abiertamente socialista y represivo en todas sus facetas y alcances.

3.       Lo individual: esta característica y esencia humana quedó al menos bajo sospecha. El individuo ahora pertenece a un todo bajo la supervisión del Estado y del bien superior de la sociedad socialista. Pensar distinto fue (es) un riesgo y una amenaza al mundo fascista-socialista. La anhelada libertad individual fue mal vista y relativizada. En palabras de D'Souza, en ¿El Fascismo es de Derecha o de Izquierda? Señala: el Estado dice a todos cómo pensar y qué hacer.

4.       Enemigos: comunismo y nazismo, señalaron públicamente a sus adversarios, sus enemigos fueron de carne y hueso, y personificados en razones raciales (nazismo) y en razones sociales y económicas (comunismo). Ambos prometieron un hombre nuevo y las bajas (prisioneros, torturados y muertos) fueron vistas como parte del proceso de liberación ante un camino y enfrentamiento inevitable de sus revoluciones. Hoy aparecen nuevos enemigos.

5.       Socios: no dudaron en pactar antes y durante la Segunda Guerra Mundial, más allá de lo táctico y acomodaticio la alianza fue en contra del mundo libre y capitalista (occidente).

6.       La lucha política: ambas ideologías del terror desarrollaron cuadros políticos para pelear, amedrentar y sostener las luchas en las calles y en todos los lugares donde fuese necesario. Un heredero local hace muy poco advirtió la necesidad de “rodear con la movilización de masas” ante la naciente Convención Constitucional.

7.       Censura: ambos aplicaron todo tipo de controles y censuras, suprimieron las libertades fundamentales, incluso recompensaron el delatar y denunciar al otro por complotar contra la misión redentora del comunismo y nazismo.

En ambos casos, se crearon instituciones de control social, una policía secreta y una propaganda oficial, para garantizar la adhesión a la ideología dominante. La verdad oficial.

8.       Economía: en ambos casos quedó bajo el control del Estado. La producción quedó sujeta a las planificaciones ideológicas con ribetes populistas, y prontamente la economía interna fue puesta al servicio del partido único, el expansionismo y  la revolución. 

9.       Líder carismático y mesiánico: ambas ideologías desconfiaron de las religiones tradicionales, pero adoptaron rasgos proféticos y divinos para sus cabecillas, quienes se erigieron como verdaderos dioses terrenales, por encima del bien y del mal.

10.   Racismo: en ambos modelos sociales existieron desprecios no sólo conceptuales hacia otros pueblos y seres humanos, en ambos es posible rastrear similitudes de desconfianza y aversión al pueblo judío. El antisemitismo no fue exclusivo del mundo nazi, como documentan Revel (La gran mascarada) y Chinchetru (Marx fue precursor del antisemitismo nazi).

11.   Trenes de la muerte y deportaciones: No olvidemos que el transporte masivo de personas en los trenes de la muerte no fue una invención nazi. Hitler copió a los soviéticos, que ya habían usado este método de exterminio contra el pueblo cosaco y los kulaks, de acuerdo  a lo historiado por Jiménez en su Memoria del comunismo.

12.   Genocidio: ambas ideologías del mal (la frase corresponde al Papa Juan Pablo II) planificaron el exterminio de sus enemigos y el costo de vidas humanas más allá de lo cuantificable, representa una herida y una lección inolvidable: la sociedad libre estuvo en el precipicio ante estos dos intentos por eliminarla, hoy otros intentan acabar con ella a través de distintos métodos y estrategias sofisticadas e intelectuales.

El mundo carga con una hipocresía no sólo en el lenguaje, también en los símbolos y en la cultura del relativismo del progresismo. Razonablemente nadie camina tranquilo haciendo gala de vestimentas ni “souvenirs” del nazismo. Pero, cientos caminan y relucen vistosamente símbolos del criminal comunismo, pasean junto a estrellas, rostros de Marx, poleras de transnacionales con la hoz y el martillo y con boinas al estilo Che Guevara. Lo anterior, en palabras de alerta de Anne Applebaum: mientras que el símbolo de un asesinato masivo nos llena de horror, el símbolo de otro asesinato masivo nos hace sonreír”. Una hipocresía normalizada que se repiten en marchas locales e internacionales. Si no somos fachos: ¿qué somos? Somos defensores de una sociedad libre y responsable en el día a día, en lo privado y en lo público.

No se trata de quién posee más o menos credenciales democráticas ni tampoco pasa por citar cientos de autores o simplemente teorizar sobre la maldad traducida en crímenes de los emparentados comunismo y nazismo, se trata de advertir una vez más lo que la misma autora confiesa en Gulag: “Este libro ha sido escrito porque casi con seguridad ocurrirá otra vez”. La próxima vez que te digan “facho”, míralos y sonríe. Y discúlpalos porque “no saben lo que hacen ni dicen”. Si además recuerdas los puntos presentados, mucho mejor. Estos puntos están disponibles para que los complementes y ocupes en conversaciones y debates. No debemos seguir cediendo espacios ante la prepotencia e ignorancia del llamado: “progresismo”.

4.       Palabras finales (I): ¿Por qué hemos escrito marxismo para todos?

Porque el marxismo como instrumento e interpretación de la realidad ha ido mutando desde sus inicios hasta el presente, hasta ahora y seguirá adaptando formas y adoptando fieles. Sus herederos y seguidores han ido aprendiendo de todas las derrotas y fracasos locales y mundiales, saben perfectamente que las fábricas, industrias y obreros ya no son suficientes en el mundo actual. Hoy se han extendido a distintos lugares y espacios de la sociedad, la estrategia del caballo de Troya sigue más vigente que nunca.

Se han inmiscuido en el arte, la cultura, los medios y todo lugar desde el cual predicar la consecución del mandato original desde el presente. No se van a detener en su intento de crear un mundo nuevo y crear el paraíso terrenal. “Marxismo para todos” es un intento de acercar conceptos, experiencias, balances e información para comprender una ideología del mal que se mimetiza  y se vuelve seductora. Destruir siempre es más sencillo que construir, para ellos la violencia es creadora y el odio el impulso incombustible.

Recordemos lo visto hasta aquí:

 1) Marx. Ayer y hoy: un breve recorrido por algunos de sus postulados, contradicciones y la constante apuesta por los antagonismos sociales en base al odio y la revancha. Su misión es borrar al capital e implantar al hombre nuevo. Levantar un paraíso para unos pocos y una prisión silenciosa para la mayoría.

2) La hoz y el martillo: el balance del terror a nivel mundial y local, más allá de los números de millones de inocentes, lo horrendo e inolvidable fueron los métodos empleados con sus adversarios y enemigos del pueblo, muchos de los cuales no tenían forma alguna de defenderse. Millones de muertos inocentes e indefensos asociados a costos de la revolución y de apartarse de las directrices del partido único.

3) Ideologías del mal: el lazo ideológico (a ratos silenciado) entre el fascismo y el comunismo  en ideas y hechos históricos. Características y sustentos en común que astutamente aparecen ligadas al terror nazi con una omisión voluntaria e interesada al pariente marxista, ambos deshumanizaron al individuo y lo forzaron al colectivismo, prometiendo lo imposible.

Los temas anteriores conforman un todo y un sustento para entender las amenazas actuales a las cuales se enfrentan las sociedades occidentales y la humanidad tal como la conocemos hasta hoy en Chile y el Mundo. En esta misma línea,  tras la pasada intervención en el Foro Económico en Suiza, el presidente Milei señaló: “occidente está en peligro”. Volveremos sobre este punto más adelante.

El marxismo en perspectiva histórica tuvo gran impacto trágico en dos dimensiones: en el plano teórico y en el plano humano-social. Fue capaz de articular una teoría y práctica con el objetivo infinito de levantar y aumentar contradicciones de todo tipo en la sociedad, al mismo tiempo ir generando dos bandos en disputa y excluyentes. Incluso declarando y utilizando el odio y terror como instrumentos institucionalizados, parafraseando a  Arendt.

Esta fusión teórica y práctica prometió el cielo y nos llevó al infierno tras la seducción y promesa de crear un hombre nuevo y  una sociedad de iguales mediante un colectivismo forzado. Su aplicación llevada a la práctica fue un rotundo fracaso y desilusión, sus resultados manipulados y un resultado que aterroriza, según relata Ayn Rand.

Las experiencias reales bajo este sistema padecieron pobrezas, hambrunas, persecuciones y demases que ya vimos con mayor detalle en “la hoz y el martillo”. Los seguidores de Marx tienen las manos manchadas con sangre y la historia no los absolverá. Si estás con ellos en lo teórico, práctico e incluso romántico, algo no anda bien y eres un cómplice pasivo que relativiza los millones de muertos mediante una crueldad similar a la del nazismo, pero temporalmente más extensa en años y territorios. Todas las predicciones de Marx fracasaron,

El marxismo decidió enemistarse de por vida con el capital, legado recogido sistemáticamente por sus herederos, la muerte al capital y al hoy “patriarcado” los sigue entusiasmando. Esos primeros intentos por eliminar y superar el capitalismo se tradujeron en millones de muertos, traumas, miserias y pobrezas. Hoy el PC local sigue luchando en contra del capitalismo. Antes de continuar debemos responder dos preguntas: ¿Qué es occidente y el capitalismo? Esos enemigos eternos del marxismo de ayer y de hoy. ¿Por qué los odian? Veamos:

Occidente: es más que una unidad espacial y geográfica, y un lugar en el mundo. Es un ente cultural e histórico, una fusión de tradiciones grecorromanas, cristiano-católicas con elementos germanos que dan origen a una visión del mundo y del ser humano  según Retamal. Esta fusión ha logrado grandes avances en distintos planos en pos de la humanidad: la propiedad privada, el Estado de Derecho, la democracia representativa, la economía de mercado y los derechos humanos, entre otros. Supo sobreponerse a grandes enemigos y peligros: el relativismo moral,  el estatismo,  los totalitarismos del nazismo y comunismo.

Capitalismo: un sistema económico y social que se sustenta en la cooperación, favorece derechos y libertades, mediante mecanismos voluntarios del intercambio de mercado según Huerta de Soto. Una cultura que premia y destaca la creación y al creador según Palmer, y esa constante innovación, esos talentos que son propios de la naturaleza humana al servicio de la libertad individual y colectiva. Todo en base a lo voluntario y de beneficio mutuo. Un sistema que ha beneficiado por completo a la existencia de sociedades más pacificas según Axel Kaiser. El propio Milei señaló que el capitalismo es una máquina de bienestar y combatir la pobreza. Los alcances del capitalismo son innumerables y sigue siendo un sistema perfectible que soporta y supo sobreponerse a duras críticas de académicos e intelectuales, además de numerosos intentos por derrocarlo mediante la violencia de sus enemigos en todo el mundo.

Occidente y capitalismo están bajo asedio, una visión de mundo y un modelo que se han fusionado logrando avances en todas las dimensiones del ser humano y de la sociedad en su conjunto, no exentos de errores ni de correcciones ante los nuevos desafíos del ser humano, errores que tradicionalmente el marxismo denuncia y amplifica desde la desigualdad e injusticias, y hoy desde una agenda cultural de identidades y sensibilidades, que veremos en la segunda parte de estas palabras finales. 

Palabras finales (II): El marxismo en el mundo actual.

Tal como dijimos al finalizar la primera parte, el pensamiento marxista ha ido cambiando de piel, de estrategias pero no mutan sus fines. El fin último sigue siendo la construcción del hombre nuevo y el paraíso prometido. El conflicto, el odio y los antagonismos siguen siendo sus estrategias predilectas. Chile mantiene un Partido Comunista (PC) anclado al marxismo-leninismo que en su fiesta de los abrazos 2024 renovó su compromiso de luchar contra el imperialismo y su grito tribal: “mil veces venceremos”.  La lucha continúa en los distintos escenarios sociales y en las relaciones humanas. Recientemente el jerarca del PC local en tono apologético reconoció en Lenin un pilar y sustento para el “presente y futuro”. Cabe preguntarse: ¿Qué es el marxismo hoy? Veamos:

a)                  A diferencia del marxismo clásico, centrado principalmente en las relaciones económicas y de clase, hoy amplió su análisis incorporando las dimensiones culturales y superestructurales de la sociedad. Esto implica una atención especial a aspectos como la cultura, la ideología, el lenguaje y otros elementos más allá de lo meramente económico.

b)                  Antonio Gramsci expresó la relevancia de tomar control de la cultura y la educación con la famosa frase: "tomen la cultura y la educación, y el resto se dará por añadidura". Su obra fue proyectada por la denominada Escuela de Frankfurt. Un destacado neomarxista, Marcuse: proclamó la necesidad imperiosa de una revolución cultural que trascienda las luchas económicas y políticas convencionales. El objetivo no es sólo cambiar las estructuras sociales y económicas, sino transformar la conciencia y la cultura en sí misma: deconstruir lo existente.

c)                  Críticas a los valores culturales tradicionales de Occidente, promueve “un sistema teóricamente multiculturalista basado en un relativismo absoluto, el cual implica la negación de la existencia de verdades absolutas de validez universal”  según David Martín. En este sentido, apoya las "luchas" de las organizaciones feministas y sexuales radicalizadas, que cuestionan las normas de familia, religión y moralidad establecidas, ese viejo orden.

d)                  Intensifica las tensiones raciales y el indigenismo para fomentar la discordia y el tradicional antagonismo social. Todas las causas identitarias sirven y se difunden en distintos espacios, la calle ya no es el lugar predilecto, es el complemento.

e)                  Para lograr la "hegemonía cultural", la izquierda ha desatado una batalla cultural, censurando, imponiendo discursos y cancelando a sus oponentes con representaciones culturales, marchas, “funas” y un notable espacio en los medios de comunicación.

f)        Aboga por el papel del Estado como regulador económico y social, mediante políticas de redistribución de la riqueza, garantía de derechos sociales y promoción de la igualdad.

g)        Busca redistribuir la riqueza o justicia social, garantizar derechos sociales casi infinitos y promover una igualdad radical. Sostiene irresponsablemente que los recursos son ilimitados frente a las necesidades. Instala conceptos, luego los difunde en los medios de comunicación y lentamente permea las instituciones clave de la sociedad occidental.

¿Existen otras características y metamorfosis del marxismo hoy? Sí, queda la sensación que han tomado un par de pasos de distancia a su favor, rodeados de auras de superioridad moral y un dedo acusador que detecta fascistas, imperialistas, capitalistas y un sinfín de enemigos en todas partes que son denunciados, acorralados y censurados. O despertamos o nos pasarán por encima al estilo Tiananmén en lo físico, ideológico y espiritual.

La contienda es desigual, pero algunos ya despertaron, bienvenido el Presidente Milei que sin titubeos alertó en un foro mundial sobre los peligros en Occidente y las libertades obtenidas. Existe una seducción socialista y colectivista, que ya sabemos no funciona sin pasar por lo forzoso ni cruel. Milei dio un paso más y renovó su confianza con el capitalismo, ese motor de innovación y de superación de la pobreza. El león de Argentina destacó que la libre empresa permitió avances trascendentales, ante un mundo que hoy es más libre, rico, pacífico y próspero. El problema central de Occidente es enfrentar a defensores persistentes del socialismo empobrecedor, junto con líderes y académicos que, respaldados en un marco teórico equivocado, socavan los fundamentos del sistema capitalista.

Milei advierte que quienes denuncian gozan de los beneficios del capital de manera hipócrita e intentan modificar el sistema sin renunciar a sus privilegios: “la casta”. Es frontal ante la nueva oleada de estatismo, que en simple reparte lo ajeno y genera pobreza. Un ejemplo: una imagen satelital de las Coreas destaca el marcado contraste, el sur capitalista brilla intensamente mientras que el norte comunista se sumerge en la oscuridad, según Steven Pinker. Contraste actual que la historia complementa con otros ejemplos durante el siglo XX.

Es fundamental recordar que, “con el socialismo siempre, absolutamente siempre, se vuelve a la era preindustrial, se vuelve, incluso, a la época de las cavernas, se deshace todo vestigio de progreso y evolución y se regresa al mundo de las velas, las hambrunas y el constante terror. El socialismo es una máquina del tiempo que va siempre hacia el pasado, según Marty. Hoy en la mayoría de las casas no existen velas ante cortes de luz porque las hemos ido reemplazando por linternas u otros objetos tecnológicos. La oscuridad del socialismo es similar al dicho de nuestras abuelas al quedarnos sin luz: “está oscuro como boca de lobo”. El lobo actúa en manada y se mueve sigiloso en la oscuridad. La luz de la libertad no está asegurada y las manadas se reorganizaron y mimetizaron en pieles de ovejas.

A pesar de todo lo que se ha escrito por colosos del pensar y de la historiografía, y este pequeño grano de arena llamado: “marxismo para todos”, persiste aturdidamente el mito socialista de un Estado grande, capaz de solucionarlo todo y traer el paraíso a la tierra según Antonela Marty. Un paraíso para unos pocos (Cuba, Venezuela y Nicaragua) tras la obtención del poder total.

Antes de despedirnos debemos enfatizar en el llamado de alerta, el enfrentamiento actual ya no es exclusivamente desde trincheras militares ni guerrillas urbanas. Hoy la deconstrucción apunta a vaciar al ser humano utilizando el capitalismo desde el afán totalitario por concentrar todo el poder y diluir al individuo, trastocando el legado de la cultura cristiana y occidental, borrando límites, prometiendo una emancipación total en lo físico, conceptual y en las sensaciones. Lamentablemente el capitalismo está siendo utilizado como medio para borrar lo que conocemos y heredamos con avances civilizatorios notables que están severamente amenazados.

El intento actual es intervenir lo humano, modificar las consciencias y realidades a partir de las imposiciones de conceptos y sensaciones. La guerra actual es ideológica en contra de los principios y valores de Occidente (Jorge Sánchez, Guerra Ideológica, 2023). Esta vez no sirve decir ni es tolerable un nuevo: “no lo vimos venir”, la izquierda neomarxista ya nos avisó.

Rodrigo Ojeda y Mauricio Schiappacasse

 
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