W.I.T.C.H: BRUJERÍA Y CONTRACULTURA DE LOS 60’

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Corría el año 1968 cuando el movimiento contracultural estadounidense parecía una realidad palpable. El movimiento Black Power se había convertido en una máquina unidireccional de liberación que aglutinaba y alimentaba los sueños de una comunidad entregada. La oposición a la guerra de Vietnam, el movimiento hippie en su versión más radical, los Weathermen, la SDS (Students for a Democratic Society) o, los Black Panthers como organizaciones políticas, junto a las reivindicaciones artísticas y musicales de una parte de la entonces nueva generación, la cual clamaba a gritos un cambio social radical, se convirtieron en el principal demonio autóctono del gobierno de Estados Unidos. Recién estos grupos estaban adoptando la vía armada y, la idea de que la revolución era posible a través del arte aún alimentaba las esperanzas de cambio de buena parte de los colectivos de izquierda estadounidense.

En plena batalla contracultural estadounidense, un grupo de mujeres jóvenes se armó como parte de esa nueva izquierda radicalizada. Sus armas no fueron el fusil ni la pistola, sino que la magia y el hechizo, el teatro de guerrilla y los conjuros. No volaban, pero se convirtieron en las nuevas herejes de la estructura política del siglo XX a través de la iconografía y literatura ocultista, y en pocos meses habían multiplicado su miembros en diferentes ciudades. Así nació W.I.T.C.H (Women International Terrorist Conspiracy Hell), una conspiración de brujas internacionales terroristas que resurgía de las cenizas de sus bis abuelas para unirse a la nueva orgía contracultural.

De esta forma, en plena combustión política, las nuevas brujas abrían un paradigma alternativo al de la izquierda tradicional e incluso al feminismo tradicional, que si bien procedía de la tradición de las sufragistas, se mantenía al margen de las principales reivindicaciones abogando abiertamente por una política transgresora y el efecto de shock.

Las miembros de W.I.T.C.H. se auto-declararon brujas, y envolvieron su discurso de un universo esotérico que resucitaba el lado mas oscuro del ocultismo. Del pasado trajeron el slogan de las “asesinadas por el poder eclesiástico” (según el relato marxista). Inventaron un mundo literario alrededor de un proyecto de acción directa donde conjuros y hechizos se convirtieron en las armas de guerra para acabar con el enemigo. Se abría, así, un firmamento literario que recogía toda la iconografía de la historia de las brujas y la magia negra para asaltar la calle como un espacio público de acción. Su estética facilitó su crecimiento, y al poco tiempo habían contagiado a multitud de grupos femeninos de otras ciudades.

Fue en el Gem Spa de Nueva York el día de Halloween donde se dieron a conocer. Frente a la presencia de periodistas de diferentes medios de comunicación se agruparon dentro de un círculo ritual dibujado en el suelo con sal de mar (elemento usado en los conjuros mágicos), y juntas pronunciaron su hechizo fundacional: "En el sagrado y más poderoso nombre de W.I.T.C.H., Conspiración Terrorista Internacional de Mujeres del Infierno. Nosotras, hermanas brujas del único verdadero subsuelo en el nombre de Lucifer, anunciamos nuestra presencia y comenzamos nuestro hechizo. Salve Satán".

En Chicago rociaron con uñas y mechones de pelo el Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago tras el despido de una profesora feminista. Protestaron por la subida de las tarifas de la misma universidad regando las calles con sangre de gallinas negras sacrificadas en el mismo lugar. Boicotearon la Convención del Partido Demócrata en Chicago con la aparición de una de sus militantes portando desnuda una cabeza de cerdo en una bandeja. Realizaron exorcismos públicos y sacrificios simbólicos de recién nacidos, usando muñecos y haciendo alusión directa al aborto libre (los cuales ofrecían al dios Moloch en un ritual que emulaba las ceremonias de los sacerdotes de la antigua Cartago). Boicotearon concursos de belleza, quemaban sujetadores y se negaban a ser fotografiadas con hombres. Organizaban ruedas de prensa incendiarias con los medios de comunicación llamando al terrorismo y ofreciéndose a dar protección mágica a quienes iniciaran estallidos armados, Lanzaban conjuros y hechizos públicos contra personas y organizaciones involucradas en la industria de la guerra de Vietnam. Participaron en la protesta realizada ante la bolsa de Nueva York bajo la cabecera Wall Street is War Street, donde lanzaron un hechizo con el propósito de hundir la bolsa (paradójicamente ese día la bolsa de NY cerraba con pérdidas, lo mismo que el día siguiente). Y, poco después, en ese mismo año, efectuaban otro hechizo público contra la empresa United Fruit Company.

La vida de W.I.T.C.H. fue corta e intensa. Tan solo dos años, los que van de 1968 a 1970. Una aventura que terminaba con el inicio de una nueva década que traería consigo una fuerte campaña antiterrorista gubernamental y la formación de grupos contraculturales armados. Las brujas desaparecían cuando eso comenzaba, pero dejaban una nueva brecha abierta, un nuevo paradigma iluminaba con los fuegos del infierno los nuevos senderos insurreccionales.

 
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