GRISES DE LA ESCLAVITUD EN LA ROMA TARDOREPUBLICANA.

 

Abstract

El ensayo que presento a continuación plantea, más que un ejercicio revisionista, una reflexión en torno a un tópico que frecuentemente se aborda desde una perspectiva —por defecto— moderna, muy moderna. Precisamente, propongo el replanteamiento de esta concepción ontológica sobre la relación dialéctica amo-esclavo, que tan fácilmente se desliza hacia la lectura más obvia —y por de pronto, errónea— de la lucha de clases para entender la desigualdad. Este ejercicio historiográfico considera el fenómeno en mérito de sus circunstancias materiales, políticas, y evidentemente, culturales.

Introducción

El presente escrito apunta a desarrollar una reflexión sobre la práctica de la esclavitud en la Roma antigua, específicamente la Roma Tardo republicana, cuyo lapso temporal estima determinar convenientemente entre los siglos II a.C. y I d.C.

Tal acotamiento se justifica en la larga duración que conduce a la sociedad romana a consolidar la institución del esclavismo, proceso que significó la tensión en distintos campos de acción entre dominus y servis; Roma y las provincias aledañas; y la emergencia de una pluralidad de grupos con intereses puntuales. Tal mosaico de intereses, a la hora de concretarse, rebasaron los márgenes temporales que la historiografía occidental le adjudica a las etapas de desarrollo de esta civilización, y que, en definitiva, significó que sus efectos activos perduraron en los marcos regulatorios de convivencia hasta fases muy posteriores.

El debate que interesa abordar en estas líneas necesariamente cruza una serie de especialidades historiográficas, pues, con el cúmulo de conocimiento desarrollado sobre este período, en distintos campos a la fecha, ha permitido empalmar los procesos económicos, demográficos, sociales, políticos e ideológicos en el área cultural del Mediterráneo donde se emplazó el Imperio Romano; y comprender por la interrelación de factores, la multicausalidad del régimen esclavista que se originó en la península itálica, atendiendo asimismo a su especificidad dentro de las experiencias históricas de la esclavitud.

Si consideramos que en la etapa monárquica de Roma (753 a.C.- 509 a.C.), existía el tipo de relación esclavista entre dominus y asiduii, este tipo de vínculos, aun estando normados, no constituía el tipo de “relación productiva” única, ni en ningún caso, mayoritaria. La esclavitud convive, en esta etapa, junto al trabajo asalariado, la servidumbre y una forma más primitiva de “aparcería” o mezzadria.

Aun cuando la esclavitud tiene presencia en las urbes en la forma de nexum —servicios laborales temporales por deuda— es usualmente rastreable en las zonas rurales del centro y sur de la península itálica, característica que se demostrará continua en los distintos momentos de la esclavitud hasta su declive en el Alto Imperio.  El movimiento de este modo marginal o limitado de relación productiva a una más frecuente, según establecen la mayoría de los trabajos en el tema, se produce en el período de la República, y en particular entre los siglos III y I a.C.

Respecto de los objetivos, se intentará examinar el correlato, si es que existe, entre coyunturas de distinta índole que sufrió el Imperio romano —entiéndase como la expansión de esta unidad-civilización y no como la bisagra política entre Julio César y Octaviano que define el paso de un régimen al siguiente— con la trayectoria del régimen esclavista. Vale decir, examinar las condiciones de la institucionalidad del esclavismo en Roma en función los momentos del Imperio, sean éstos de índole económica, doctrinaria-ideológica, militar, demográfica, etc.

Desde esta perspectiva, las referencias a las disposiciones legales del derecho romano sobre la esclavitud se entenderán más como síntomas de las pugnas y cambios al interior del tejido social, que como causa de éstos. Teniendo a la vista además, que el mercado de personas era una realidad consolidada anterior y paralela al área cultural que comprende el dominio romano, en tanto fuerza de trabajo fomentada y organizada – como Asia menor o sociedades gálicas centroeuropeas –, en las que la esclavitud no se configuró más que en un sector de marginación política, social y económica; en las cuales la posibilidad de unir en una misma idea “esclavitud” y “prerrogativas” suponía un sinsentido de antónimos inapelable. La incógnita central para intentar despejar es si efectivamente Roma produjo un sistema esclavista en estricto sentido; y, si era parte integral de la estructura ¿Cuál es el sentido de la institución de la esclavitud en proyecto sociopolítico romano?

El interés histórico de las Guerras Serviles y la Rebelión de Espartaco son episodios, sin duda, claves para poder establecer una secuencia lógica de causa efecto con sentido a la tramas políticas, además de ofrecer forma al contexto; no obstante, aquí estos conflictos adquieren una pertinencia mayor, puesto que contribuyen a encaminar una tercera y axial cuestión: ¿Cómo puede definirse la experiencia de la relación productiva esclava en la Tardorrepública romana si son objeto de jurisprudencia y consideraciones legales? ¿Qué significa, en clave histórica, la figura del liberto?

No son menos relevantes los debates de los mismos políticos y autores de la época sobre el tema de la esclavitud. Por esto, la consideración de argumentos y pasajes de obras son imprescindibles para la interpretación de las metamorfosis y continuidades respecto de las premisas que validaron la esclavitud y las condiciones para llegar a esta.

A modo de hipótesis preliminar, sostengo que la esclavitud romana, en el período tardo republicano, se articuló en una institución sui generis, con poder de facto, cuya pluralidad y matices socio-regionales quedaron reguladas según el poder que cada comunidad de esclavos sostuvo.

Marco Teórico

Dada la aproximación que intentaré realizar a la singular experiencia de la esclavitud romana, es necesario esbozar la cotidianidad romana. Arrojar un poco de luz sobre las relaciones y costumbres nos ofrecen un razonamiento al sentido de la jerarquía, de la autoridad y representación política, aspectos idiosincráticos que tomaron forma en las instituciones que rigieron la existencia de los romanos durante largo tiempo, como fueron el Senado, las magistraturas y su apego a la legalidad. Para esto, George Duby, en Historia de la Vida Privada, nos explica que:

“La esclavitud antigua fue una extraña relación jurídica, que daba lugar a sentimientos banales de dependencia y autoridad personal, así como a relaciones afectivas y no precisamente anónimas.

Tampoco fue, o no únicamente, una relación de producción. Los diferentes esclavos, en su común inferioridad, desempeñan los papeles más heterogéneos en la economía, la sociedad, e incluso la política y la cultura; y hay un puñado de entre ellos que son infinitamente más ricos o influyentes que la mayoría de los hombres libres.”[1]

De esta descripción, se desprende como primera clave, que la esclavitud era una figura legal de contradicciones profundas, que a diferencia de cómo se configura en las colonias americanas y sur de Estados Unidos, y de las relaciones productivas del homo economicus moderno en occidente, el vínculo dominus-servi no implica inexorablemente una tensión, que se articula epistemológicamente en el conflicto de clases por el marxismo. Es la Roma tardorrepublicana, además es un vínculo que implica deberes irrenunciables para ambas partes. En este sentido, no es posible interpretar la esclavitud como un vínculo puramente expoliación y apropiación del excedente sustrayendo, tanto las obligaciones más bien consuetudinarias establecidas en la ideología romana, como el “componente humano”; aun cuando en las zonas rurales, para los gladiadores o para los remeros de las galeras, sus condiciones fueran crudas in extremis.

Si bien, es indiscutible que, en el ideario romano, el ser esclavo es inferior por naturaleza, esta asimetría se encuentra armonizada por un sesgo de asimetría esencialista que se encuentra internalizado por dominus y servii, y en consecuencia es reproducido; no así otras formas de vínculos:

“El salariado no se concibe como una relación neutra y reglamentaria: ésta es una relación que suele rehusarse, porque no se basa en una vinculación personal. Pero, eso sí, la intimidad de este último tipo de relación es muy desigual, si bien las diversas condiciones de la esclavitud, por desiguales que sean, tienen algo que las identifica, lo que hace que la esclavitud no sea una palabra vana; sean poderosos o miserables, a todos los esclavos se les trata en el tono y con los términos que se emplea para dirigirse a los niños o a los seres inferiores. La esclavitud es algo extra–económico, irreductible a su vez a una simple categoría jurídica, incomprensible también y escandalosos para la mentalidad moderna: una distinción social que no se funda en la “racionalidad” del dinero, y por eso la compararíamos con el racismo.”[2]

En esta perspectiva será centrada la reflexión, dado que logra rescatar la descripción densa que se manifiesta en las relaciones sociales, y también en el sentido de “libertad”, “derecho” y “ciudadanía” que el romano valora como privilegio y capacidad de influencia en un contexto de auge expansivo de la Dea Roma.

Discusión bibliográfica

Como primera referencia, me remito al artículo de Mario Martín Merino, Algunas consideraciones sobre la esclavitud en Roma. Los esclavos y sus derechos.[3], en el cual puntualiza los aspectos que caracterizaron el régimen de esclavitud romana. Este escrito más bien descriptivo, ilustra los detalles jurídicos, históricos y sociopolíticos de la implementación de esta institución, deteniéndose en las vías por las cuales un sujeto podía llegar a convertirse en esclavo, y explicando brevemente la incidencia de factores diversos en las disposiciones legales sobre la esclavitud.

La idea central de este artículo apunta a que “Como se puede apreciar, prácticamente todo el mundo era susceptible de llegar a convertirse en esclavo. En el supuesto de aquellos individuos de condición libre que habían sido esclavizados mediante la violencia y en contra de su voluntad, algunos tuvieron la oportunidad de escapar a su destino porque pudieron probar fehacientemente su condición de ciudadanos romanos, pero desafortunadamente, no todos ellos gozaron de tal posibilidad. Convertirse en esclavo suponía pasar a forma parte del estrato más bajo de la sociedad romana y ser privado de cualquier tipo de derecho del cual disfrutaban los hombres libres, ya que se consideraba que los esclavos no eran más que una propiedad más, susceptible de poder ser vendida, regalada o heredada del mismo modo que cualquier otro bien. Tan solo aquellos que eran de libre condición podían aspirar a ser ciudadanos romanos, ya que el hecho de ser libre era un requisito esencial para gozar de los derechos y privilegios que iban aparejados a la consideración como tal.”[4]

En el siguiente artículo revisado, Esclavitud en el mundo antiguo de Miguel Anxo Pena González[5], el autor se centra en la práctica del esclavismo en los espacios griego y romano clásico a través del análisis discursivo de autores de la época que abordan el tema. Metodológicamente examina las fuentes legales y las obras de los principales filósofos griegos, romanos y cristianos en el marco temporal del siglo III a.C. al I d.C. Hace especial énfasis en la pluralidad de orígenes que llegó a componer el sistema esclavista romano en relación a la griega, que es su punto de inicio y del cual pretende evidenciar los cambios y continuidades del modelo de mano de obra.

La idea axial de su artículo señala que “los esclavos constituían un núcleo indispensable para el funcionamiento de la sociedad. Por el año 200 d. C. se encuentra en su máximo auge. A diferencia de los griegos, que prefirieron esclavizar a los no helénicos, para los romanos los esclavos podían provenir de cualquier raza o condición social.” [4]; vale decir, que una de las principales singularidades de la esclavitud romana es que todos son susceptibles de convertirse en esclavos, romanos por igual.

Otro artículo revisado, El miedo en las rebeliones serviles, de Ricardo Martínez Lacy[5], presenta un estudio de las revueltas de esclavos en Sicilia, con un enfoque principalmente político a través de la revisión de crónicas de la época, se avoca a comprender la trama política entre la administración romana y los grupos de esclavos organizados en la isla de Sicilia, y el ejército organizado por el caudillo Espartaco, en segunda instancia, donde el binomio miedo e incertidumbre es el desencadenador de las reyertas entre los patricios terratenientes y la gran cantidad de esclavos que en período precedente se había asentado en la región. Los componente rural y geográfico son categorías de relevancia para entender el distanciamiento y la dificultad de acuerdos entre las facciones en disputa.

Siguiendo esta línea interpretativa Alberto Pérez Rubio, se avoca al análisis de los elementos ideológicos como factor incidente en las revueltas. Así en Rubio Elementos Religiosos, utopía y milenarismo en las guerras serviles en Ideología, identidades e interacción en el Mundo Antiguo.  En su estudio demuestra no sólo el impacto del culto dionisiaco en las revueltas, sino que además, la instrumentalización por parte de los esclavos de los valores que ciertos ritos religiosos representaban. Ya que los cultos religiosos en el sur de Italia se encontraban particularmente extendido en este sector de la población. Para Pérez Rubio, los cultos son la antesala y parte esencial del escenario de revueltas y por lo mismo fueron objeto de persecución por parte de las autoridades romanas, de modo que “Su represión generalizada en toda la Península, habría sido una de las primeras medidas tomadas por Roma, en connivencia con las aristocracias locales, para regular la vida interna de las ciudades italianas, e iría encaminada a una homogenización social que evitara brotes de disidencia. La persecución desatada en Roma contra sacerdotes e iniciados – entre los que figuraba un elevado número de mujeres – hará que muchos busquen refugio en el sur de Italia, hasta donde llegará la persecución, que como hemos visto Livio narra junto a una rebelión servil protagonizada por pastores. Se ha sugerido que los “pastores” de Livio pueden hacer referencia a los “boukoloi” dionisiacos, un grado de iniciación en el culto, y en todo caso es factible que los esclavos rebeldes articularan su revuelta a través del culto a Dionisos, inspirador y divinidad tutelar de la revuelta”[6]

En un estudio de las dinámicas económico-demográficas del contexto en cuestión, Elio Lo Casio, da cuenta de los cambios operados en la estructura productivo-demográfica, y en el régimen de mano de obra. Una de las variables que sugiere para explicar el advenimiento de la esclavitud, es el desarrollo paulatino del proceso de urbanización, como resultado del proyecto de municipalización de las jurisdicciones, que a la vez produjo un estancamiento, cuando no, una fuerte disminución de la población libre, siendo afectado principalmente el sector campesino situado los sectores rurales como periurbanos. En este proceso, en el que confluyen diversos fenómenos en marcha, como la apropiación del ager publicus en manos de la aristocracia terrateniente, la configuración de un entorno productivo dominado por las villas y la demanda de alimentos por una población urbana en ascenso producto de la migración, Lo Casio señala que:

“Con qualche eccezione, le regioni centrali e anche quelle meridionali della penisola rivelano, in effeti, proprio nell’ultima fase dell’etá repubblicana e in particolare negli ultimi decenni del II secolo un intensificarsi dell’ocupazione del suolo e un increcemento del número dei siti e delle loro dimensioni, tali da far ritenere estremamente problematica l‘idea di un forte decremento della popolazione delle campagne e di una diminuzione della produzione cerealicola” [7],

destacando otro aspecto de la nueva coyuntura: mientras decrece la población campesina libre de pequeños propietarios, se produce una reorganización del territorio agrícola y una reconfiguración de la producción económica, que transita de la plantación cerealera a la especialización en aceite.

En cuanto a las formas de las formas de libertad y derecho por vía institucional, Géza Alföldy en La manumisión de esclavos y la estructura de la esclavitud en el Imperio Romano retrata las particularidades del sistema esclavista romano, donde la figura legal de la manumisión llega a convertirse en un problema, dada la masiva cantidad de esclavos liberados. Esta posibilidad de movilidad social instituida representa la excepcionalidad del modelo romano, en tanto, considera tema de preocupación política y pública, las condiciones de vida de este sector de la población cada vez más amplio. La problemática del conservadurismo ideológico en la dirigencia política aristocrática romana se torna una piedra de tope a los requerimientos de una población cada vez más activa y participante, generándose un contrasentido irresolubles no sólo respecto a la manumisión y la ciudadanía romana, en tanto los libertos eran considerados indignos de la civitas romana, también en las circunstancias económicas políticas reales, de modo que estos ex esclavos, no solo logran integrarse en la sociedad romana superando el escalafón más bajo de la pirámide; además, con el tiempo, se van articulando como una nueva fuerza económica, que logra constituir un sector susceptible de ser representado por agentes de la estructura política. “El sector más activo económicamente de la sociedad romana era en esta época, sobre todo, el sector de los libertos.”[8]

El estudio de este autor es fundamental en cuanto, revela las formas posibles de manumisión de esclavos, y aunque las normas legales regularan la práctica, los datos recabados indican, por el contrario, de que la manumisión fue frecuente, específicamente en la porción de esclavos de entre 30 a 40 años, y al sector femenino desde antes, una vez manumitidas, se las escogía como esposas.

Para explicar la permanencia de la esclavitud como institución, destaca dos motivos: los incentivos de resarcimiento económico del esclavo hacia el amo, y el prestigio social del amo con una clientela de esclavos liberados.

Referente a las formas jurídicas, el examen de Pasquale Rosafio en Lavoro e status giuridico: lavoro libero e lavoro servile nelle campagne dell’Italia romana in etá republicana, aborda el problema político surgido del endeudamiento de los sectores pobres y campesinos de Roma, que constituye una problemática constante en la historia de esta sociedad, tanto así que fuerza, mediante periódicos estallidos sociales, se desarrolla la formulación de medidas legales para contenerlo y regularlo. Por lo cual,

“L’istituto giuridico che regolava questa forma di lavoro forzato era quello del nexum. Considerato il frequente riferimento delle fonti al problema dei debiti, è naturale pensare che nella Roma arcaica il numero dei nexi (cittadini asserviti per debiti) era piuttosto elevato.”[9]

Sin embargo el nexum, no es de forma alguna una solución al empobrecimiento, y conforme se produce la concentración de tierras por parte de la aristocracia romana la servidumbre aumenta, lo que lleva a Rosafio a su hipótesis:

“Bisogna concludere che nei primi secoli di Roma i nexi costituivano una considerevole riserva di manodopera dipendente, al punto che nei loro confronti la schiavitú, di cui è pure provata l’esistenza per questo periodo, non rappresentava una significativa forma di forza lavoro alternativa, ma veniva impiegata in un contesto domestico o in altri settori marginali della societá. Solo con l’intesificarsi delle guerre di conquista e con l’acquisizione di un elevato numero di prigioneri di guerra, che diventó  la principale fonte di approvigionamento, la schiavitú cominció a svolgere un ruolo di enorme rilevanza”[10]

Por otro lado, en Guerras servis na república romana. Um estudo das consequências, cotidiano e relações nas Guerras Servis, Vinicius Miranda Pereira, se enfoca en el estudio de las rebeliones esclavas enfatizando la pluralidad de intereses entre los esclavos resistentes en las distintas localidades de la península Itálica, muy distinto de un único propósito como la tradición historiográfica ha presentado. La importancia de este artículo radica en examinar la práctica de la esclavitud en una coyuntura de “gran crisis política, social e institucional facilitando las diversas revueltas que ocurrieron”, por tanto, nos ofrece un punto de clivaje para comprender un momento de reformulación de las disposiciones romanas en el balance de fuerzas al interior de la sociedad entre la gran población esclava y los ciudadanos libres. Aunque no es su propósito, Miranda Pereira dentro de su análisis explica una condición elemental de las revueltas esclavas, siendo esta la conciencia de la situación de sí mismos por los esclavos, vale decir, su lugar en la sociedad romana; y cuyo factor gatillante de las formas de resistencias esclavas “surgían por el hecho de que el esclavo era privado de libertad o como ocurría en la mayoría de los casos, ser tratado severamente por sus dominus [11]. Esto equivale a decir, que la experiencia compartida de esclavos ante excesos de los romanos, y percibiendo la importancia grupal que tenían para la estabilidad económica de la ciudad, derivaron en estas confrontaciones de tipo eminentemente socioeconómicas.

En Escravos sem senhores: escravidão, trabalho e poder no mundo romano, Norberto Luiz Guarinello[12] aborda desde una perspectiva comparativa, reflexiona sobre las formas de esclavitud, acepciones y condiciones en el mundo romano del siglo II a.C. al I d.C. junto a otras experiencias de esclavitud posteriores, como la América Colonial del siglo XVI y el sur de los Estados Unidos. Esta revisión constituye un ejercicio hermenéutico sobre el concepto de esclavitud necesario y atingente para mi trabajo, en cuanto permite, poner en perspectiva y balancear la práctica de la esclavitud romana.

En esta misma línea comparativa, Ettore Ciccotti, en Il tramonto della schiavitú nel mondo antico, haciendo un rastreo y análisis de la esclavitud en las civilizaciones cunas de la cultura occidental, ofrece un panorama de ésta en Grecia pre-helénica, en cuya descripción y examen, se vislumbran características esenciales que a su juicio son asimilados en gran parte por la idiosincrasia romana. Este sentido de la esclavitud está mediado por un grado de intimidad determinante para el acuerdo implícito entre el amo y el servidor:

“E questo íntimo nesso dell’accumulazione della ricchezza, del modo di produzione e delle relative forme di vita con la schiavitú vera e propria si puó scorgere ancora abbastanza distintamente nella stessa e frammentaria tradizione ellenica. Ferecrate poteva  rievocare il tempo “ in cui nessuno aveva schiavi, ma bisogna che esse (le donne) attendessero a tutte le cose della casa […] La forma di soggezione piú antica, piú importante e piú estesa che troviamo sul limitare della storia greca, non è la schiavitú, ma una specie di servaggio e direi anche di vassallaggio.”[13]

Siendo este desarrollo propio de la cuenca del mediterráneo.

En cuanto a Carlos G. García Mac Gaw, en su artículo La ciudad-estado y las relaciones de producción esclavistas en el Imperio Romano desde una perspectiva post marxista, se interesa en analizar los aspectos económicos de la estructura precapitalista romana desde factores extraeconómicos:

“Esto implica destacar que el aspecto dominante que caracterizará a la clase terrateniente romana es su función política (lo que liga a dicha clase al control de los recursos del aparato del Estado – y en particular al acceso al principal medio de producción que es la tierra –), y no la forma directa en que ella extrae los excedentes sobre los grupos dependientes (ya sean estos esclavos, colonos, esclavos casi colonos, etc.) Esta función política permite entender la transferencia de recursos a partir de relaciones sobre el proceso de trabajo: botín, derechos de guerra, clientelismo, etc.”[14]. Su empeño es un esfuerzo deconstructivo de la idea de sistema esclavista, situado mayoritariamente, en las villas pues como señala, intenta “demostrar que el “sistema de producción” de la villa como ha sido pensado tradicionalmente, no es suficiente para ser sostenido como el fundamento económico de la organización de la producción romana.”[15]

En Formaciones sociales de clase en la república tardía, Pedro López Barja de Quiroga[16], desde una perspectiva político-económica, desde una lectura de índole marxista propone un análisis, en el cual los distintos estratos pugnan por su propia agenda, donde la experiencia política al interior de la urbe sirve a los distintos sectores para trazar estratagemas y generar lazos por medio de sistemas clientelares paralelos a la del orden patricio. Para la obra de este autor, los conceptos que la atraviesan —grupo de estatus y “formaciones sociales de clases”[17]— señalan un ejercicio de experimentación dado el anquilosamiento de las lecturas de las dialécticas tradicionales. Razón por la que es atingente esta perspectiva, dado el intento de explicación histórica respecto de la interacción entre facciones de la Roma tardorrepublicana.

Del mismo autor, su artículo La dependencia económica de los Libertos en el Alto Imperio Romano[18], López Barja pone en cuestión la relativa libertad y adquisición de derechos de los libertos una vez manumitidos por sus antiguos señores. En tal perspectiva, los ejes político-económicos continúan siendo para el liberto una barrera que les obstaculiza realizarse como ciudadanos de pleno derecho. Ante esa circunstancia analiza el rol de la solidaridad entre los esclavos y libertos como modo de superponerse a los frenos estatuidos por los códigos legales y normativos de la época.

Una tercera propuesta de López Barja es Manumisión y control de esclavos en la Antigua Roma[19] plantea una lectura biopolítica o foucaultiana de las medidas legales adoptadas por la estructura política romana para incorporar sin inconvenientes a los sectores de esclavos a la estructura socioeconómica del imperio. La manumisión y otras prerrogativas legales como la Lex Libitinaria, constituyen parte un método de desactivación del conflicto patricio-plebeyo, en tanto componen parte del discurso “Grandeza de Roma” como estrategia retórica que los conmina renunciar a intereses propios o de su sector social. 

Por su parte P. A. Brunt en Conflictos sociales en la República Romana, examinando los conflictos que emergen como consecuencia de las diferencias puntualmente económicas, es decir, entre la plebe y los optimates. Para el autor, la clave de los conflictos entre sectores, dígase plebe, aristocracias provinciales, uomini novii y esclavos fue la determinada acción de la elite aristocrática romana para mantener las campañas bélicas expansivas. Estas campañas no sólo produjeron los conflictos sociales, sino que, fue una oportunidad para este grupo de articular estrategias políticas y organizar con mayor efectividad un poder constantemente demandado:

“La expansión romana fue, por supuesto, el resultado de guerras sostenidas contra el extranjero, que no cesaron siquiera en medio de la grave lucha interna que comenzó en el 133. De todos los aspectos de la historia de la República, éste es el más importante, pues fue la condición previa para la difusión duradera de la cultura grecorromana, que promovió la “inmensa majestad de la paz romana””[20].

Este proceso expansivo, como resultado, fue el que produjo el auge de la esclavitud como relación de producción mayoritaria.

Respecto a la rebelión de Espartaco, Francisco Pina Polo, en un acápite del libro La Crisis de la República (133-44 a.C.) describe el proceso de insurrección, destacando como aspecto coyuntural clave “que buena parte de los recursos militares romanos estaban ocupados en Hispania y en Oriente —y al frente de ellos los comandantes más expertos: Metelo y Pompeyo en Hispania, Lúculo en Asia, Terencio Varrón en Macedonia—, el senado sólo pudo enviar a un pretor, Claudio Glabro, con un pequeño contingente de soldados”[21]. Estos datos son trascendentales para entender cómo la revuelta fue amplificándose tras cada victoria, pues dada la ocupación de las legiones romanas en campañas extra itálicas, la insurrección de esclavos ganó tiempo para masificarse, organizarse y disciplinarse.

Respecto a la misma problemática, y en una obra dedicada a las revueltas serviles, Juan Luis Posada hace un repaso de los problemas político-sociales que se gestan entre los siglos III y I a.C., período convulso marcado por la articulación de facciones con agendas contrapuestas. No obstante, su foco está puesto en las guerras serviles y la rebelión de Espartaco, como resultado de las tensiones económicas, que derivan en los conflictos de socioeconómicos. Secundariamente —y como parte de estas pugnas resultante de las contradicciones al interior del aparato político romano, por medio de un relato descriptivo— conecta los procesos de pugna por integración de los aliados itálicos en la estructura romana.

Así, en cuanto a las rebeliones de esclavos en Sicilia e Italia del Sur, el autor coincide en que los factores que propiciaron los levantamientos

“[fueron variados, como la] reacción contra un maltrato generalizado, superpoblación de esclavos agrícolas en grandes plantaciones y de esclavos pastores en las montañas, ausencia de tropas legionarias estacionadas en las proximidades, inercia de los terratenientes e inacción de los gobernadores provinciales durante su año escaso en el cargo, invasiones y guerras exteriores que impedían el envío de ejércitos para resolver los levantamientos, y una extraña ideología en el Senado que impedía ver en estas revueltas algo serio o algo digno de ser aplastado por las legiones de Roma”[22].

Otro aspecto de relevancia, aunque sin profundizar demasiado, es su posicionamiento respecto a las relaciones de producción de la Tardorrepública, sentenciando en conformidad a los circuitos de producción que “estas plantaciones de esclavos [villas] no se dieron en todas las provincias romanas ni con la misma intensidad que en las llanuras de Sicilia o en regiones de la Italia meridional y central como Campania. No se puede hablar, pues, de un modo de producción esclavista, por mucho que a algunos les siga gustando esta categoría de análisis.[23].

Un tercer punto de interés respecta a que coincide con otros autores en una concepción limitada de la pretendida liberación, contraviniendo lecturas ortodoxas que insisten en formaciones de clase sin cuidar sutilezas. “Estos rebeldes nunca consiguieron grandes éxitos en las poblaciones medianas o en las ciudades, cuyos habitantes pobres y esclavos no se solidarizaron con sus iguales, porque en el fondo estos no pretendían acabar con la esclavitud en general, sino solo acabar con su esclavitud en particular, quizá construyendo un Estado a la medida de su servidumbre, quizá con una ideología más o menos esotérica venida de Oriente.”[24]

En Roma y los africanos. Imperialismo y relaciones de poder con las poblaciones norteafricanas (siglos II-I a.C.)[25], Enrique Gozalbes Cravioto, plantea una lectura que se mueve entre la geopolítica y de los imaginarios étnicos que fundamentan los imaginarios colonialistas del imperio romano, que sirven de fundamento además para el trato con los distintos grupos no itálicos que van siendo incorporados al organismo territorial. En tal sentido, Cártago y Mauritania son dos hitos de la historia de las relaciones de Roma con África que les ofrece precedentes para estimar la legalidad de la esclavitud de las poblaciones africanas. Los distintos enfrentamientos los convencen además de la necesidad del control impositivo en la zona, puesto que, en el imaginario romano, “El Norte de África constituyó un conjunto regional de provincias que tuvieron para Roma una entidad propia” [26], en definitiva, una otredad.

Otra obra de Gozalbes Cravioto, atingente por el tema de las coyunturas y las oportunidades que afectan la institución de la esclavitud en el Imperio Romano, es La crisis de la República en el África romana: la actuación de César en 46 a.C.[27] en la cual analiza los efectos de los vaivenes e intrigas políticas de Roma en los centros de poder africanos, en particular los períodos de César y Octavio Augusto consecutivamente, supuso un antes y un después en la administración de las provincias africanas. Para el autor, la injerencia romana es para las regiones africanas un sinónimo de expolio más que de integración y prosperidad, supuesto que apoya en una lectura de crónicas de autores de la época que dan cuenta de eventos desarrollados en estas provincias, eventos sobre todo militares.

Conclusión

La percepción sobre la esclavitud romana tardorrepublicana, desfigurada en gran medida por una imagen posterior proveniente de las crudas experiencias coloniales centroamericanas y africanas, impone una connotación en términos eminente y absolutamente negativos. Sesgo justificado en la pérdida o ausencia de los derechos elementales que le otorgan integridad mínima a los individuos dentro de una sociedad, y el escándalo de una sociedad occidental ante horrores del despotismo de diversa índole; sociedad misma que, desde fines del siglo XVIII, ha desarrollado una consciencia e internalización de una teoría política de la Ilustración, que rechaza los excesos autoritarios.

No obstante, este categórico rechazo a la esclavitud como modelo de organización socioeconómico, como lente de análisis del fenómeno, queda sujeto a impugnaciones de orden práctica, cuando no, de equivalencias proporcionales en relación, precisamente, a experiencias esclavistas paralelas y posteriores.

Es innegable la presencia de esclavos en la península desde etapas anteriores a la hegemonía romana, incluso en momentos del precursor dominio etrusco en el área. No obstante, en su proceso de expansión como unidad cultural, Roma estableció lazos con otras sociedades, que, en lo tocante a la institución de la esclavitud, ésta presentó notables variaciones de fondo, particularmente en lo que respecta a las dinámicas económica y jurídico-política.  El hecho que, en Roma, existiesen figuras legales para regular la posición y las condiciones de una persona sujeta a esclavitud, es indicador de un fenómeno histórico del mundo antiguo, al menos, curioso. Las fórmulas jurídicas de nexum, liberto y manumisión ofrecen una primera pista de que la esclavitud, en tanto estado de sujeción a la servidumbre, podía constituir una circunstancia transitoria.

Dado este asunto en cuestión, es que es inoficioso y un despropósito embarcarse en el debate sobre en qué tradición cultural se origina esclavitud. El real problema – y que intento exponer en este escrito – consiste en identificar cual fue la idea o sentido de la esclavitud en esta época. Y aún más, dada la parcialidad y restricciones que distintos estudiosos le adjudican a este régimen, si se puede hablar de “sistema esclavista” como concepto operativo.

Tal como fue mencionado al inicio de este escrito, no puede hablarse de un “sistema esclavista” en la Roma de este período. Esto se debe a la semi-dependencia de la estructura económica y política a la mano de obra esclava, que además convive con otras modalidades relaciones productivas; como consecuencia de lo anterior, su masificación suficiente para lograr una inmersión en el aparato sociopolítico romano; y, que no constituye una relación fundamentalmente de explotación económica.

Si se puede hablar de “sistema esclavista”, en estricto, para que el término fuese operativo, debiese ser adjudicado a otras unidades culturales que fundaron su riqueza con base en la venta de personas, o que su economía dependiese de la capacidad productiva sustraída de este sector, y además, la cierta ausencia de prerrogativas legales o consuetudinarias que sugiriese la posibilidad de libertad de los individuos que estuviesen sujetos a la condición de esclavos.  

Una de las aristas que queda por examinar en función de las interacciones de Roma con otras unidades culturales en el marco de la esclavitud, refiere justamente a la relación de aprovisionamiento entre sistemas esclavistas instituidos y el imperio, puesto que se articularon como proveedores de una fuente de mano de obra ya organizada, no sólo para Roma sino para la región que comprende circuitos mayores, tal como lo fueron los piratas del Mediterráneo oriental o traficantes del norte de África.

Bibliografía

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Notas al pie de página:

[1] Martin Merino, Mario. Referencia vía web, visitado el 4-10-2019: https://www.academia.edu/31402253/ALGUNAS_CONSIDERACIONES_SOBRE_LA_ESCLAVITUD_EN_ROMA_LOS_ESCLAVOS_Y_SUS_DERECHOS .Universitat Oberta de Catalunya.

[2] Ibid., p. 4.

[3] Pena González, Miguel Anxo. Esclavitud en el mundo antiguo. En Naturaleza y gracia :revista cuatrimestral de ciencias eclesiásticas. Pp. 779-835. 2000, Madrid.

[4] Ibid., p. 785.

[5]  Martínez Lacy, Ricardo. El miedo en las rebeliones serviles. Versión en español traducida del inglés del XXIX Congreso del Grupo Internacional de Investigación sobre la Esclavitud en la Antigüedad, incorporada en Rebeliones populares en la Grecia helenística, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1995.

[6] Pérez Rubio, Alberto. Elementos Religiosos, utopía y milenarismo en las guerras serviles en Ideología, identidades e interacción en el Mundo Antiguo. Carmen del Cerro Linares et All., Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, España, 2012. p. 490.

[7] Lo casio, Elio. Popolazione e risorce agricole nell’Italia del II secolo a.C. en  Demografía, sistemi agrari, regimi alimentari nel mondo antico. Actas del congreso Internazionale di Studi (Parma 1997). D. Vera Ediciones. Bari, Edipuglia, 1999. p. 220.

[8]  Alföldy, Gezá. La manumisión de esclavos y la estructura de la esclavitud en el Imperio Romano. Traducido del original Die Freilassung von Sklaven und die Struktur der Sklaverei in der römischen Kaiserzeit, por Gerardo Pereira Menaut. Rivista Storica dell’Antichitá, Bolonia, Italia. p. 100.

[9] Rosafio, Pasquale. Lavoro e status giuridico: lavoro libero e lavoro servile nelle campagne dell’Italia romana in etá repubblicana en Storia del lavoro in Italia. La etá Romana. Lit Ediciones. Roma, Italia, 2016. p. 92.

[10] Ibid., p. 93.

[11] Miranda Pereira, Vinicius. Guerras servis na república romana. Um estudo das consequências, cotidiano e relações nas Guerras Servis. Projeto de pesquisa apresentado ao Curso de Graduação em História da Universidade Federal do Espírito Santo, como requisito parcial para avaliação. Orientador: Prof.ª Dra. Érica Cristhyane Morais da Silva. Vitória, Brasil, 2016. p. 5

[12] Guarinello, Norberto Luiz. Escravos sem senhores: escravidão, trabalho e poder no mundo romano. Revista brasileira de História, vol 6. No. 52, São Paulo, 2006.

[13] Ciccotti, Ettore. Il tramonto della schiavitú nel mondo antico. Vol. 1. Ed. Universale La Terza. Italia, 1977. Pp. 84-85

[14]  García Mac Gaw, Carlos G. La ciudad-estado y las relaciones de producción esclavistas en el Imperio Romano en La ciudad en El Mediterráneo Antiguo. Primera parte. Organizaciones urbanas, estructuras estatales y recursos agrarios, Juan Gallego y Carlos García Mac Gaw. Ed. del signo. Buenos Aires, Argentina, 2007. Pp. 88-89

[15] Ibid., p. 91.

[16] López Barja de Quiroga, Pedro. Formaciones sociales de clase en la república tardía. Athenaeum. Studi di Letteratura e Storia dell’Antichitá. Universitá di Pavia. Vol 91, fasículo II. Edit. New Press, Pavia, Italia, 2004. Pp. 509-518

[17] Ibid., p. 509.

[18] López Barja de Quiroga, Pedro. La dependencia económica de los libertos en el Alto Imperio. Gerión. Revista de Historia Antigua. Vol. 9, Universidad Complutense de Madrid. Madrid, España, 1991

[19] López Barja de Quiroga, Pedro. Manumisión y control de esclavos en la Antigua Roma. Circe de clásicos y modernos. En scielo.org. Vol. 16, no. 2. Universidad Santiago de Compostela. 2012.

[20] P. A. Brunt. Conflictos sociales en la República Romana. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina p. 15

[21] Pina Polo, Francisco. La Crisis de la República (133-44 a.C.). Editorial Sintesis. España, Madrid. Acápite La insurreción de Espartaco. p. 36

[22]  Posada, Juan Luis. Capítulo Contexto en La rebelión de Espartaco. Sílex ediciones. España, Madrid, 2012. p.21

[23] Ibid. p. 22.

[24] Ibid. p. 25.

[25] Gozalbes Cravioto, Enrique. Roma y los Africanos. Imperialismo y relaciones de poder con las poblaciones norteafricanas (siglos II-I a.C), en Conquistadores y conquistados: relaciones de dominio en el mundo romano. Gonzao Bravo & Raúl González editores. Actas del XI coloquio de la Asociación interdisciplinar de Estudios Romanos. Signifer Libros. Madrid, España, 2014.

[26] Ibid. p. 273.

[27] Gozalbes Cravioto, Enrique. La crisis de la República en el África romana: la actuación de César en 46. A.C., en Crisis en Roma y soluciones desde el poder. Gonzao Bravo & Raúl González editores. Actas del XIII coloquio de la Asociación interdisciplinar de Estudios Romanos. Signifer Libros. Madrid, España, 2016.

[1] Duby, George. Historia de la vida privada. Vol. 1. Editorial Taurus. 1987, Madrid, España. p. 62

[2] Ibid. p. 68.

 
 
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