RUMBO A ARGENZUELA: LOS ROSTROS DEL CIRCO CONSTITUYENTE

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Para muchos, la referencia a Argenzuela es una exageración, sobre todo, para los autodenominados “moderados” de centro y sectores de izquierda. Para los grupos “moderados” pues, usualmente, sobreestiman su inteligencia y carecen de conciencia de amenaza, mientras que para los segundos, la alusión parece tocarles una fibra especialmente sensible. De alguna manera, estas personas estiman que las posibilidades de acercarnos a una realidad similar a la de Argentina o, peor aún, Venezuela, sería algo imposible. No obstante, quien tenga una aproximación básica a la filosofía política comprenderá que la pérdida de libertades es una cuestión que no acontece de la noche a la mañana, sino que de a poco. En este sentido, huelga reconocer que nos encontramos cada día más cerca del fantasma de Argenzuela.

Si nos detenemos a pensar por un momento el estado sociocultural en el que se encuentra Chile, podremos advertir un problema grave: Chile es uno de los países más de izquierda del mundo. No tanto por su sistema político-económico, sino por su clima cultural imperante. Esto se debe, en parte, al fantasma de Pinochet, el mito de Allende, los exiliados, y no menos al papel que ha jugado su clase intelectual. En esta línea, una juventud ultraposmoderna y el avasallador triunfo por la opción Apruebo en el pasado plebiscito de octubre de 2019 vienen a confirmar el punto.

El panorama se torna aún más desolador si tomamos en cuenta, por ejemplo, el abismo que nos separa de otros países como Estados Unidos, donde el principio de libertad individual está muy arraigado, el derecho de propiedad también y, lo más importante −a este efecto−, el resguardo a la Constitución. A este respecto, el prominente historiador de la Universidad de Columbia, Mark Lilla, en su libro El Regreso Liberal (2017), describe el dominio cultural de la derecha y el Partido Republicano, y el declive en el que se encuentra el Partido Demócrata y el progresismo. La diferencia cultural es gigantesca respecto a Chile.

En Chile, políticos de “centroderecha”, otrora ministros de Estado de Piñera (es el caso de Briones, Lavín, Sichel y Desbordes, todos votantes del Apruebo), ven en el proceso constituyente una oportunidad para reivindicarse y “conectar con la gente”. A diferencia de sus pares en Estados Unidos, ni uno de ellos ha sido capaz de defender la Constitución con la fuerza necesaria

Hecho este preámbulo, estamos en condiciones de narrar brevemente el circo constituyente que nos asalta desde el 4 de julio del presente año. 

 
 
 

El estreno del circo

7.15 de la mañana de un domingo 4 de julio de 2021. Comienza un nuevo amanecer en la ciudad de Santiago. Los periodistas desde temprano se preparan para el gran “evento constitucional” y “día histórico” en Chile. A las horas del alba de la jornada todo va bien, pero a medida que transcurre empiezan los disturbios, enfrentamientos con violencia y el “circo mediático”. Por supuesto, el clásico periodista progre haciendo morbo de todo no estuvo ausente. Polarización y discordia marcaron la jornada. 

Apenas unos días atrás, Chile estaba unido luego de los partidos de la Copa América 2021, sin embargo, en el día de la investidura los ánimos volvieron a crisparse. Con todo, lo que menos observamos aquí fue un proceso democrático y en paz. Ni siquiera los convencionales electos han podido hacer su trabajo. Así las cosas, pensemos lo siguiente: si apenas transcurridas un par de horas de la ceremonia, la izquierda radical tuvo una actitud deplorable, ¿qué deparará el resto del proceso? 

En este proceso, hemos podido apreciar a gente que desde un principio defendió con convicción y votó por el Rechazo a una eventual nueva Constitución y, por otro lado, gente que votó por la opción Apruebo, arrepentida de la elección que tomó. Desgraciadamente, estas personas se dieron cuenta tarde de que buena parte de los convencionales electos caían en las mismas malas prácticas de siempre, por ejemplo, exigiendo más dinero y demostrando un evidente afán de poder y autoritarismo.

 
 
 

Los rostros del circo

Personajes risibles como la “Tía Píkachu” dieron el punta pie inicial en todo este proceso, quien, por el solo hecho de llevar un disfraz de Píkachu en las manifestaciones de octubre de 2019, logró un puesto en la convención, muy en sintonía con la otrora farandulera Pamela Jiles y su performance de Naruto.

Alberto Herrera, más conocido como el “jalero conspiranoico”, es otro de los rostros que componen la fauna del Apruebo. Un personaje que, sin las redes sociales no hubiera tenido la popularidad que tiene hoy. La función de Herrera consiste en transmitir desinformación y división. Y si bien no fue electo, no deja de llamar la atención algunas de sus intervenciones públicas. Así pues, en una entrevista en Chilevisión con el periodista Roberto Cox, lo pudimos observar drogado1, bajo el aparente efecto de la cocaína. 

Un factor común que tienen estos pintorescos sujetos es su carencia de seriedad y auto ridiculización. Sobra mencionar otros episodios, como el despilfarro de recursos la primera semana donde apenas trabajaron, o el retraso en el inicio de las sesiones, demostrando una falta de responsabilidad increíble.

El desacreditado “escritor” y diseñador gráfico Jorge Baradit no es la excepción. Su “pluralismo” y “tolerancia” no han estado ausente, al señalar que en algunos casos era “conveniente” que convencionales de derecha sufrieran violencia política. Tras estas impresentables declaraciones, tuvo que retractarse diciendo: “Fue un exabrupto… pido perdón y espero que podamos dar vuelta la página”2. Y así, la fauna se compone de una variopinta clase de especímenes: Francisca Linconao, Daniel Stingo, hasta su excelencia, la presidente de la convención Elisa Loncón, una Magíster en lingüística que no sabe ni hablar. Para qué hacer mención de la “Lista del Pueblo” en su conjunto. 

Un último espectáculo llevado a cabo por los convencionales en ciernes dice relación a las acusaciones de “racismo” en contra de Teresa Marinovic, después de haber calificado de “show” un discurso de Francisca Linconao en mapudungún. Nada nuevo bajo el sol, pues se trata de la ‘vieja confiable’ que utiliza el extremismo de izquierda cada vez que se queda sin argumentos. Al contrario, el racismo parece ser el inverso, con las famosas “políticas de afirmación positiva”. Y es que, racismo es tener un cupo reservado solo por la raza y/o etnia. Racismo es asesinar a chilenos (winkas) solo porque no son mapuche. Racismo es tener privilegios por sobre todos los demás por el mero hecho de calificarse como “indígena”.

En definitiva, un circo que recién comienza su función… 

 
 
 

Notas a pie de página

  1. https://www.gamba.cl/2021/05/el-jalero-conspiranoico-dio-entrevista-completamente-drogado-la-lista-de-pueblo-deberia-quitarle-la-voceria-inmediatamente/

  2. https://www.theclinic.cl/2021/07/14/las-disculpas-de-baradit-tras-polemica-declaracion-las-palabras-que-emiti-frente-a-la-prensa-no-me-representan/

 
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